Muriel, una chica joven de unos 21 años con la carrera recién acabada se va a trabajar a un pueblo, que no era muy conocido llamado Beirechea. Como a todo el mundo la primera impresión es lo que cuenta, y la verdad para Muriel no fue una de las mejores que había podido tener, un pueblo sin muchos habitantes, con las infraestructuras anticuadas, sin muchos niños a los que dar clase y de distintas edades, en resumen un caos. Muriel no estaba muy conforme, pero a medida que iba pasando el tiempo fue afrontando todas las dificultades que el pueblo le ponía, como por ejemplo las epidemias de gripe, pero nada de esto la impediría llegar a conseguir su objetivo de llevar a los niños de pueblo un mínimo de cultura y conocimientos básicos para que se pudieran defender. Al final cogió cariño a todo lo relacionado con el pueblo y se acomodó perfectamente a la vida rural.