"Oh sexo encantador, serás libre; lo mismo que los hombres disfrutarás de todos los placeres a que te obliga la naturaleza; la divina mitad de la humanidad, ¿ha de seguir encadenada por la otra mitad? Ah, romped esas ataduras, la naturaleza así os lo demanda". Angela Carter transforma estas ideas del marqués de Sade y sus más extremas invenciones -las figuras ambiguas de Juliette y Justine- en símbolos vivos de nuestro tiempo: las diosas sexuales de Hollywood, la pornografía, la situación de la mujere, a un altares sacrosantos del sexo y el matrimonio.