El carácter exploratorio de este libro, confía en llamar la atención sobre una intrahistoria iconográfica referida a la presencia de la mujer en la Edad Media, lejos de plantear una historia de la imagen, doble y desviacionista, hombre-mujer sesgo que podría distraer de lo que constituyó un discurso de lectura única; aunque el enunciado del libro no resulte vinculante. El campo de la imagen es muy amplio y no sería posible una contribución sin lagunas: si, en cambio, en la medida en que pueda quedar planteado un análisis que atienda a la relación semántico texto e imagen.
Encaramada en su pedestal - la reina- aferrada a la roca de un sacramente - la mujer en su honra- metáfora del deseo - la mujer confinada en el recinto de la mancebía- o partícipe de las tareas fuera del hogar y en el conjunto de las experiencias humanas, los criterios normativos de estas propuestas iconográficas, son la historia de una interpretación social, desde que "la Eva barbada y el Adán grávido de Sant-Savin-sur-Gartempe invirtieran sus signos de diferencia sexual, dice Hilario Franco, tras la Caída"