| Resumen: | Nacida en Nueva York en 1917, Jane Auer, más conocida por el apellido de su marido, Bowles, es un caso singular de la literatura contemporánea. Muy joven, publicó una excéntrica novela, Dos damas muy serias (1941), que el público ignoró y los críticos encontraron incomprensible. Afectada por este fracaso, durante el resto de su vida estuvo intentando, sin lograrlo, terminar otra novela, que habría de llamarse En el mundo exterior. Aparte de Dos damas muy serias, hoy revalorizada como una obra que se adelantó a su tiempo, de Jane sólo quedan un puñado de relatos, una obra de teatro... y estas Cartas.
Jane era famosa por su encanto y su sentido del humor; ella y Paul formaban una pareja casi legendaria, que atrajo a Tánger a varias generaciones de artistas. Su matrimonio fue muy poco convencional: viajaban constantemente, juntos o, más a menudo, cada uno por su lado; de ahí la importancia de su correspondencia. No tenían secretos: cuando escribe a Paul, Jane se lo cuenta todo. Por ello, estas Cartas son el relato, lleno de vivacidad y gracia, de los paseos, las fiestas, las visitas de amigos. Pero también son, dentro de una atormentada lucidez, la otra cara de la moneda: su angustia, su alcoholismo, su destructiva pasión por una mujer marroquí analfabeta y brutal; y sobre todo, testimonio de su bloqueo como escritora. Jane admira sinceramente a Paul, pero cuanto mayor éxito alcanza él, más se convence ella de su propio fracaso. La penosa decadencia, a partir del ataque de apoplejía en 1957, ilustra lo auténtico de su desamparo: Jane morirá, semiinválida y ciega, en un asilo de Málaga en 1973. |
