«Yo creo —escribe Elizabeth Duval en Reina— que estaba enamorada de ella porque era como un personaje novelesco, una gran aparición del azar, una fuerza sin rumbo ni dirección alguna». Aunque a lo largo de la historia el dilema entre la escritura o la vida ha influido en numerosas obras, lo cierto es que la respuesta más sensata siempre estuvo a la vista de todo el mundo, tal y como podemos deducir con la lectura de este libro: la literatura y la vida.