Alejandra Kolontay no fue sólo como ella se definió en 1924 la primera mujer que participó en un gobierno y que ocupó los cargos diplomáticos de representante plenipotenciaria y enviada extraordinaria de su país; por encima de estos puestos oficiales, su importancia histórica se encuentra en la fusión en su persona y en su obra del marxismo revolucionario y el feminismo militante.