020 $a978-84-9844-170-3
041 $aCastellano
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090 $sCompra
092 $aMO_IPES $bMO_IPES $eMO_IPES
1001 $aBernárdez Sanchís, Carmen
24510$aMaría Blanchard $hLibros
260 $aMadrid $bFundación Mapfre $c2009
300 $a156 p. ; 22 cm
501 $aMaría Blanchard llegaría a ser una de las grandes figuras de la vanguardia. Vivió la pintura con todas sus fuerzas, incertidumbres y convicciones, y con muy pocas satisfacciones. Nació en 1881, el mismo año que Pablo Picasso, Gargallo o Vázquez Días, por lo que perteneció a una generación de artistas cuyo reconocimiento nunca fue parejo con el suyo. Su desarrollo artístico fue tardío, alcanzando la madurez creativa bien entrada la treintena. Aunque la sombra de Picasso era muy poderosa y pocos lograban sustraerse a su influencia, María no se movió en el círculo de la `bande á Picasso`, del que probablemente ella misma quisiera mantenerse a distancia. Mientras que Vázquez Díaz, que vivió en París de 1906 a 1918, ya era considerado un maestro de artistas al poco tiempo de regresar a España, la suerte de María Blanchard fue aún peor que la de su gran amigo Juan Gris, tan olvidado en España durante años. Una causa de su infortunio fue la que ha llenado tantas páginas de escritos que, al tratar su pintura, han sacado a relucir su aspecto físico. La historiografía artística española se ha cebado durante años en una construcción de la figura de María Blanchard cifrada en su deformidad, su forma de vestir, reír, hablar, etc. Así, Blanchard ha sido pasto de una visión sesgada que, reduciendo el estudio de su obra pictórica a unos pocos tópicos, se ha centrado en buscar una justificación biográfica a su estilo.
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