Trabajo social feminista se instala de lleno y con firmeza en la creciente tradición de críticas de la teoría y la práctica marxistas como parte del desarrollo de una política feminista en todos los niveles del bienestar. Su enfoque es predominantemente práctico, empírico y prescriptivo; demuestra de modo convincente la virtud más destacada de la mejor escritura feminista, a saber, la voluntad de otorgar prioridad a la práctica antes que a la teoría abstracta.