En 1532 la Inquisición de Toledo procesa a María de Cazalla por ser Alumbrada y por predicar en público la Sagrada Escritura. Hermana del obispo Juan de Cazalla, colaborador de Cisneros y relacionado con el círculo de Alcalá, María fue mujer culta y admiradora de Erasmo.
A través de los documentos del proceso emergen la modernidad de su pensamiento y su extraordinaria integridad humana.