May Sinclair, en sus Cuentos extraños (1923), ofrece inesperadas visiones del Infierno y del Paraíso -donde Kant conoce las teorías de Einstein-, e historias de fantasmas y videntes que a veces recuerdan a los clásicos del género gótico o a Henry James, pero que siempre son originales, imprevistas y con un punto irreverente.