Para la mujer comprender la opresión que les es impuesta significa también rechazarla y rechazar, con ella, todos los medios (incluso teóricos) que siempre la han sustentado. De considerarse a sí misma como un ser inferior, como un medio hombre, a verse como realmente es: simplemente explotada.
Es decir, la mujer deja de ser inferior en el momento en que se redescubre como explotada.
Como para todo explotado, su limitación se convierte en su fuerza.