Aun consciente de lo poco que vale su vida, decide no obstante contratar a Robert Dietz, un guardaespaldas, muy duro, algo introvertido y misterioso, quien -vaivenes del oficio- acaba protegiéndole algo más que la cabeza& Entretanto, si fue cosa fácil dar con la vieja bruja de Agnes Grey, bastante más complicado será descifrar los inconfesables misterios en los que va enredando cada vez más a Kinsey Millhone.