Aurelia Arkotxa se reconoce adscrita al movimiento denominado “Geopoética”, y esta pertenencia le lleva, entre otras cosas, a considerar los espacios geográficos como el lugar de lo literario. A partir de este posicionamiento han de entenderse la raíz de su escritura y sus ramificaciones en los textos de Septentrio, su deuda con la cartografía, los topónimos y los itinerarios, además de su apego a la estela de las embarcaciones que desde Laburdi han navegado por ultramar.